Deberían darse cuenta, más pronto que tarde, de que el mundo, y el editorial no es una excepción, irremediablemente cambia y hoy deberían ir siendo conscientes de que ya no tienen la sartén tomada por el mango.
Viene esto a colación de lo sucedido con Willy Uribe y Tusquets. (Las negritas son mías)
Fue una charla rápida en un hotel de Bilbao. El editor tenía asuntos más importantes que atender. Mi intención era hablar de la novela que estoy escribiendo y conocer fechas posibles de su publicación. Sin embargo, para mi sorpresa, la charla fue dominada por aspectos contables. Cuadrante Las Planas no funciona, me dijo, de aperitivo. No al menos como ellos esperaban. Y que eran conscientes de lo arriesgado de la apuesta, como si Cuadrante Las Planas no hubiera sido la decisión libre de un jurado independiente y de prestigio.
...Pareció mostrar algo de interés, pero sus comentarios dispararon las alarmas; tenemos que hacer una novela más pausada, más sosegada; debemos relajar el ritmo respecto a novelas anteriores, buscar el equilibrio; escribiremos una excelente novela. Un plural aterrador. Algo imposible.
Y aquí la clave...
Tal vez el problema resida en los escritores, en ver a las editoriales como una meta donde cobijarse, en pensar que son el único modo de llegar a los lectores. Entonces, de un modo natural, surgió por mi parte el tema de la autoedición. Su opinión fue desoladora. Es un demérito.
Ojito, que las cosas pueden cambiar, ayer eran don nadies, hoy empiezan a ser conocidos, mañana pueden echarse a temblar. Estoy seguro de que los editores seguirán siendo parte importante del negocio, o de la tarta como queramos verlo, pero tendrán que adaptarse. Seguramente lo que veamos que viene publicado por una editorial nos haga pensar en una "mayor calidad" (y nótense las cursivas), pero la autoedición no es un demérito, es simplemente otra vía, igual de buena, o incluso mejor porque a los autores les da libertad, a los lectores nos puede descubrir cosas que de otro modo nos quedarían vetadas...
Actualización: (23-Nov-10) En los comentarios, Amelia,se siente reflejada. Hace unos días ella también hablaba de lo mismo en su blog y denunciaba el inmovilismo de las editoriales.
Fernando Trujillo, al que hace algún tiempo entrevistábamos por aquí, escribía en su blog para poner en la balanza el libro impreso y el libro digital.
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